martes, 12 de febrero de 2008

Chad: cuando el petróleo genera más pobreza y corrupción


Grandes reservas de petróleo y una importante actividad del sector de los hidrocarburos, explotado por la multinacional norteameriana Exxon Mobil. Una de las poblaciones más empobrecidas y el gobierno más corrupto del mundo. Más de medio millón de refugiados, desnutrición crónica, empleo de niños soldados y continuas violaciones de los derechos humanos. Es el retrato de Chad, un país centroafricano en conflicto permanente desde el golpe de estado de su actual presidente, Idriss Dèby en 1990.

El origen de los últimos enfrentamientos en Chad es el control del gobierno para, a su vez, gestionar los beneficios relacionados con el petróleo. El primer barril salió de los pozos de Doba, en el sur, a finales de la primavera del año 2003. El Banco Mundial trató de experimentar en Chad un modelo de desarrollo que sirviera después para los países africanos con grandes recursos naturales. Fue un fracaso. El primer dinero recibido por el gobierno procedente de los beneficios de la extracción de petróleo se invirtió en armas.

Su anterior dictador, Hissène Habré, conocido como el "Pinochet africano", derrocado en 1990, se exilió a Senegal. Detenido desde el año 2000, las víctimas de su régimen siguen pendiente de que se le juzgue como autor de crímenes contra la humanidad, deitos de guerra, tortura y genocidio.

En Chad hay cerca de medio millón de desplazados, sobre todo en su parte oriental, según la ONU. La mayoría son refugiados procedentes del conflicto de Darfur, en la vecina Sudán. Otros proceden de la República Centroafricana. Los enfrentamientos entre el ejército y los rebeldes a principios de febrero han provocado el desplazamiento de al menos 30.000 chadianos hacia Camerún.

Para atender las necesidades de la población refugiada en 2008, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) hizo un llamamiento urgente a la comunidad internacional con el fin de conseguir al menos 81 millones de dólares.

Además sigue pendiente el cumplimiento de la resolución 1778 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada en septiembre de 2007, que autoriza el despliegue en Chad y la República Centroafricana de una fuerza de Naciones Unidas para Chad y República Centroafricana, conocida como MINURCAT, con el mandado de proteger a los civiles y con apoyo de una fuerza de la Unión Europea conocida como EUFOR.

La indolencia de la comunidad internacional ante este tipo de conflictos permite que en países como Chad siga la sangría humanitaria.

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