Las democracias establecidas están aceptando elecciones defectuosas e injustas por conveniencia política. Es la principal conclusión del último estudio de la organización Human Rights Watch (HRW) denominado Informe Mundial 2008. El colectivo advierte sobre el riesgo de pérdida del respeto de los derechos humanos al permitir que autócratas se hagan pasar por demócratas, sin exigirles que defiendan los derechos civiles y políticos que dan significado a la democracia. Los principales culpables de la situación son Estados Unidos, la Unión Europea y otras democracias influyentes, que anteponen sus intereses al respeto de los derechos universales.
El documento de esta organización solidaria sigue diciendo: "Los Estados que se cubren con el manto de la democracia, entre ellos Kenia y Pakistán, deben garantizar los derechos humanos que son esenciales para ésta, incluyendo los derechos a la libertad de expresión, reunión y asociación, así como elecciones libres y justas. Sin embargo, en 2007 demasiados gobiernos, incluidos los de Bahrein, Jordania, Nigeria, Rusia y Tailandia, actuaron como si el solo hecho de llevar a cabo una elección fuera suficiente para demostrar que una nación es 'democrática', mientras que Washington, Bruselas y capitales europeas les siguieron el juego".
En España tuvimos un ejemplo de lo anterior con motivo de la visita de Muamar el Gadafi, agasajado por el jefe del Estado y el presidente del Gobierno con el fin de obtener beneficios económicos para las empresas españolas. Cuando la economía y la globalización se imponen a la política.
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