viernes, 11 de abril de 2008

¡Que bajen los sueldos!

El desayuno se me acaba de indigestar. El IPC alcanza en marzo el 4,5 por ciento, tras experimentar una subida del 0,9 por ciento a lo largo del último mes. La causa de este incremento ha sido el encarecimiento de los carburantes. Eso está claro. Desde la ocupación de Irak por parte del ejército de Estados Unidos el petróleo se ha puesto por las nubes, a pesar de la borrachera de democracia y estabilidad en Oriente Medio vendida por los adlátares de Bush.

Bueno, en España la interpretación oficial tanto de los políticos como de los economistas es que la subida de la inflación resta competitividad a las empresas españolas. Como si fueran mediocres cocineros la receta para controlarla siempre es la misma: la moderación salarial.

Yo, juego a banca y doy más: que bajen los sueldos, hombre, suban las hipotecas y permitamos que la industria de los alimentos pacte también subidas de precios de los artículos más básicos como el pan, la leche o los huevos. Por supuesto, dejemos que las grandes superficies comerciales aumenten también sus márgentes de beneficio subiendo el diferencial entre lo que pagan a los proveedores y lo que valen los productos que llegan a sus estanterías.

Total, en estos años no nos ha ido tan mal con esta política económica, ¿verdad señor Solbes?

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